sábado, 23 de agosto de 2014

COLUMNA: FARO CULTURAL

¿Quién fue Pedro Gallegos?
Por Gubidxa Guerrero

José Pedro Gallegos fue un distinguido líder zapoteca, originario de Juchitán, que luchó en diferentes guerras. De él se sabe poco. No suele ponérsele en el mismo sitial que José Gregorio Meléndez (Che Gorio Melendre), Albino Jiménez (Binu Gada) o José F. Gómez (Che Gómez). Lo cierto es que su historial militar es impecable.
                Como miles de juchitecos de entonces, participó en la rebelión iniciada en su pueblo el 14 de abril de 1850, acaudillada por Meléndez. Encontramos un testimonio suyo durante unos interrogatorios en 1851, por lo que tenemos la certeza de que luchó junto a sus paisanos. En diciembre de 1852, como parte de la coyuntura que aprovecharon los rebeldes zapotecas (Máximo Ramón Ortiz, de Tehuantepec; y José Gregorio Meléndez, de Juchitán), se adhirió al Plan de Jalisco, participando en las batallas de enero y febrero de 1853, luego de las cuales el Departamento de Tehuantepec fue proclamado Territorio Federal.
                Después de la muerte de Che Gorio Melendre, el 29 de mayo de 1853, Pedro Gallegos quedó como cabecilla natural de sus paisanos, sin igualar jamás el liderazgo de aquél, pero logrando cohesionar comunitariamente a su pueblo.
                En 1854 se levantó en armas --junto al tehuantepecano Cristóbal Salinas y al cura juchiteco Miguel López-- para apoyar el Plan de Ayutla, que buscaba derrocar a las autoridades federales. Luego de vencer a las tropas gobiernistas ayudó a Miguel López, quien quedó como Gobernador Interino del Territorio Federal istmeño.
                En 1857 el Territorio del Istmo se reincorporó formalmente al Estado de Oaxaca. Ese mismo año Pedro Gallegos solicitó formalmente que Juchitán fuera elevado a la categoría de Villa. También pidió que se le concedieran varios días oficiales para celebrar la feria del pueblo. La solicitud procedió y se promulgaron los decretos pertinentes.
                A finales de 1857 se dio en la capital del país un pronunciamiento conservador, e inició la denominada Guerra de Reforma. Pedro Gallegos, al frente de los juchitecos, respaldó al gobierno liberal.
                A principios de 1858 arribó al Departamento de Tehuantepec el joven militar oaxaqueño, de origen mixteco, Porfirio Díaz, quien fue designado Gobernador y Comandante Militar, cargo que ocupó por dos años. Pedro Gallegos, al ser líder de los juchitecos y tener una plaza regular en la Guardia Nacional con el cargo de Teniente Coronel, se convirtió en lugarteniente de Díaz, y luchó con él en las principales batallas que éste libró en la llanura istmeña (destacándose en la del 25 de noviembre de 1859, durante la toma de Tehuantepec).
                La paz duró poco en el país, porque en 1862 llegó un contingente de soldados franceses y austriacos a México, con lo que inició la llamada Intervención Francesa. Pedro Gallegos volvió a ponerse al frente de las tropas juchitecas, organizadas en el Batallón Independencia. Con dicho Batallón participó en la Batalla de Puebla, el 5 de mayo de 1862, bajo las órdenes de Porfirio Díaz (Gallegos fue uno de los tres comandantes que apoyaron a Díaz en ese episodio, tal como éste anotó en sus Memorias).
                Peleó en el bando republicano durante la Guerra de Intervención, y tuvo oportunidad de ratificar sus dotes de mando y estratega en la Batalla del 5 de septiembre de 1866, en su pueblo natal, donde las tropas extranjeras e imperialistas fueron derrotadas.
                Posteriormente, y tal vez por razones de edad, Pedro Gallegos fue relevado del liderazgo por Albino Jiménez, quien como soldado había participado en las mismas luchas que él. Paulatinamente su recuerdo se fue borrando en la mente de muchos juchitecos; pero, a pesar de eso, su nombre apareció en el poema épico acerca de la batalla del 5 de septiembre, escrito por Pancho Nácar en los años treinta.
                Sea este texto un pequeño recordatorio de la calidad moral de José Pedro Gallegos, que desde joven sirvió a su pueblo en la guerra y en la paz. A él nuestro respeto y agradecimiento.       


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