martes, 19 de agosto de 2014

Carta a Gabino Cué de Carlos Alazraki

Oaxaca de Juárez, 19 de agosto
Estimado gobernador:

Unas preguntas muy sencillas:
¿Verdad que si unos ciudadanos comunes y normales de Oaxaca bloquearan unas carreteras, los metería a la cárcel?
¿Y verdad que si otros ciudadanos igual de comunes y normales a los que los que bloqueaban las carreteras, robaran seis gasolineras, también los metería a la cárcel?
¿Y verdad que si otro grupo de ciudadanos bloqueara el Centro Histórico, les robara a los restaurantes y a los hoteles, también los metería a la cárcel?
¿Y si le preguntara un periodista, el porqué los metió a la cárcel su respuesta sería “porque no respetaron las leyes de convivencia”?
Sigamos…
Siguientes preguntas:
¿Y entonces por qué no les ha hecho absolutamente nada a esos miserables de la Sección 22 del CNTE?
Sí, a esas ratas que han robado gasolineras, robado comercios, dejado sin clases a los niños, bloqueado carreteras, paralizado el Centro Histórico cerrando y/o robándoles a los restaurantes y hoteles en la ciudad capital.
Sí, esas mismas ratas que le ordenan a usted cómo debe gobernar.
Sí, las mismas que deciden el qué, el cómo y el cuándo dar las clases a los pobres niños de su estado.
Sí, las mismas ratas que son los absolutos dueños de su estado y que gozan de la vida con absoluta impunidad.
Sí, esos mismos tranzas, líderes del sindicato que manejan los recursos a su antojo, sin tener que dar explicaciones a nadie y que hoy en día tienen más lana y poder que Alí Babá.
Sí, gobernador ¿por qué no les hizo nada?
¿Por miedo? ¿Por ignorancia? ¿Por no comprar otra bronca? ¿Para dejarle la bronca al gobierno federal?
O simplemente…
¿Por ineptitud?
A mí me late, gobernador, que es por todas estas razones…
Gobernador Cué:
Sabemos que existe la gran posibilidad que usted termine como el peor gobernador de Oaxaca en toda la historia.
Su nivel de aceptación anda por los cuatro puntos.
No ha atraído inversiones.
Gracias a los bloqueos y robos de sus patrones de la CNTE, el turismo no ha crecido como podía haber crecido.
Y además de que su presencia nacional y local son de risa absoluta.
Señor gobernador:
Me da mucha pena escribirle esto, pero es la verdad.
Usted, gobernador, no ha cumplido ninguna de sus promesas de campaña.
Y para el colmo, tampoco ha cumplido en respetar la ley.
Entiendo muy bien su miedo.
Sí, ese miedo al ridículo.
Pero no se lo respeto.
Usted prefiere navegar con bandera en lugar de enfrentar los hechos.
Si usted hubiera tenido coraje y, de verdad, respetara a las instituciones, hubiera hecho algo al respecto con sus patrones y no hubiera permitido que las aguas hubieran llegado hasta donde llegaron.
Qué deprimente realidad.
Los malos volvieron a ganar. Y volvieron a ganar porque usted los dejó ganar.
Usted, gobernador, no cumplió con la ley y para variar…
Estas lacras se volvieron a burlar de usted y de la sociedad.
Yo me pregunto…
¿Hasta cuándo?
Sí gobernador…
¿Hasta cuándo?

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