Por: Ramón Bragaña Benítez
Fotografías: Heriberto Rodríguez (Archivo de la familia Pineda)
Juchitán, Oax.- En el marco de la conmemoración que
cada 30 de agosto se da en el día de las personas desaparecidas de manera
forzada, en nuestra región la referencia obligada es el profesor y luchador
social Víctor Pineda Henestroza, quien
este año cumplió 36 años de su desaparición esa tarde del 11 de julio de 1978,
cuando se dirigía a una reunión y fue interceptado por elementos del Ejército
Mexicano, convirtiéndose en la primer víctima de esta cruel forma de represión
utilizada por los gobiernos.
Irma Pineda Santiago escritora y poeta juchiteca hija
del desaparecido Víctor Pineda Henestroza mejor conocido por sus amigos y
familiares como Víctor Yodo, mote heredado por su abuelo, quien se llamaba
Heliodoro, pero que la gente le apodaba Yodo.
Somos más las víctimas de los desaparecidos que los que se llevan
Pineda Santiago señaló que el fenómeno de los
desaparecidos forzados ya sea por su corriente ideológica, por su afinidad
política, ha causado un gran número de víctimas, en las que se convierten los
familiares directos, los amigos, los compañeros de trabajo.
Indicó que una persona desaparecida de manera forzada
es hijo, hermano, sobrino, tío, esposo, padre y compañero de trabajo,
"Todo ese entorno se ve afectado en el instante en que es desaparecida,
los planes de vida, la vida familiar se acaba en ese momento", señaló.
Irma narró como el dolor y la desesperación por no
saber de su padre fueron causa principal de la enfermedad y muerte de su abuela
Lucina Henestroza, quien durante toda su vida después de la desaparición de su
hijo, preguntaba donde estaba su hijo, porque se lo habían llevado, que cosa
había hecho él para merecer ese castigo tan cruel.
“Para nosotros como su familia fue muy duro el momento
en que llegaron a nuestra casa a decirnos que los militares se habían llevado a
mi papá, yo tenía tan sólo 4 años de edad y mi hermano recién había cumplido un
año de vida, ver el rostro de mi mamá, su desesperación, fue algo que no se le
desea a nadie”, agregó
Aprendiendo a vivir con el dolor
Tras haber sufrido la desaparición forzada de su padre
desde muy pequeña edad, Irma y toda su familia tuvieron que aprender no a vivir
sino a convivir con el dolor que esta pérdida produce, no es el mismo
sentimiento de dolor que produce la partida de un ser querido por su
fallecimiento o por un accidente.
“Yo tuve que aprender a vivir con ese dolor que te
llega hasta el alma, de esa ansiedad de no saber dónde lo dejaron, que fue de
mi papá, es algo que yo tuve que canalizar en creatividad, en toda esta
actividad literaria que tengo”, agregó mientras los ojos se le humedecían de
lágrimas por la emoción rebasada mientras hablaba de su padre.
Señaló que desafortunadamente el caso de su padre es
sólo uno de los miles de casos que se dan no sólo en México sino a nivel
mundial, sobre todo en la década de los setentas donde se volvió una práctica
común por parte de los gobiernos para reprender los movimientos sociales.
Finalmente comentó estar de acuerdo con que hoy 30 de
agosto se conmemore el día de las víctimas de desaparición forzada porque pone
a la vista el tema de los desaparecidos, haciendo que mucha gente que no sabe
del tema lo conozca y que aquellos que quieran ocultarlo, al cerrar los ojos
ante una realidad.
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