viernes, 29 de agosto de 2014

Víctor Pineda Henestroza (Víctor Yodo) a 36 años de su desaparición forzada, familiares conviven con el dolor de su ausencia


  
Por: Ramón Bragaña Benítez

Fotografías: Heriberto Rodríguez (Archivo de la familia Pineda)


Juchitán, Oax.- En el marco de la conmemoración que cada 30 de agosto se da en el día de las personas desaparecidas de manera forzada, en nuestra región la referencia obligada es el profesor y luchador social  Víctor Pineda Henestroza, quien este año cumplió 36 años de su desaparición esa tarde del 11 de julio de 1978, cuando se dirigía a una reunión y fue interceptado por elementos del Ejército Mexicano, convirtiéndose en la primer víctima de esta cruel forma de represión utilizada por los gobiernos.


Irma Pineda Santiago escritora y poeta juchiteca hija del desaparecido Víctor Pineda Henestroza mejor conocido por sus amigos y familiares como Víctor Yodo, mote heredado por su abuelo, quien se llamaba Heliodoro, pero que la gente le apodaba Yodo.

Somos más las víctimas de los desaparecidos que los que se llevan

Pineda Santiago señaló que el fenómeno de los desaparecidos forzados ya sea por su corriente ideológica, por su afinidad política, ha causado un gran número de víctimas, en las que se convierten los familiares directos, los amigos, los compañeros de trabajo.

Indicó que una persona desaparecida de manera forzada es hijo, hermano, sobrino, tío, esposo, padre y compañero de trabajo, "Todo ese entorno se ve afectado en el instante en que es desaparecida, los planes de vida, la vida familiar se acaba en ese momento", señaló.


Irma narró como el dolor y la desesperación por no saber de su padre fueron causa principal de la enfermedad y muerte de su abuela Lucina Henestroza, quien durante toda su vida después de la desaparición de su hijo, preguntaba donde estaba su hijo, porque se lo habían llevado, que cosa había hecho él para merecer ese castigo tan cruel.

“Para nosotros como su familia fue muy duro el momento en que llegaron a nuestra casa a decirnos que los militares se habían llevado a mi papá, yo tenía tan sólo 4 años de edad y mi hermano recién había cumplido un año de vida, ver el rostro de mi mamá, su desesperación, fue algo que no se le desea a nadie”, agregó

Aprendiendo a vivir con el dolor

Tras haber sufrido la desaparición forzada de su padre desde muy pequeña edad, Irma y toda su familia tuvieron que aprender no a vivir sino a convivir con el dolor que esta pérdida produce, no es el mismo sentimiento de dolor que produce la partida de un ser querido por su fallecimiento o por un accidente.
“Yo tuve que aprender a vivir con ese dolor que te llega hasta el alma, de esa ansiedad de no saber dónde lo dejaron, que fue de mi papá, es algo que yo tuve que canalizar en creatividad, en toda esta actividad literaria que tengo”, agregó mientras los ojos se le humedecían de lágrimas por la emoción rebasada mientras hablaba de su padre.



Señaló que desafortunadamente el caso de su padre es sólo uno de los miles de casos que se dan no sólo en México sino a nivel mundial, sobre todo en la década de los setentas donde se volvió una práctica común por parte de los gobiernos para reprender los movimientos sociales.

Finalmente comentó estar de acuerdo con que hoy 30 de agosto se conmemore el día de las víctimas de desaparición forzada porque pone a la vista el tema de los desaparecidos, haciendo que mucha gente que no sabe del tema lo conozca y que aquellos que quieran ocultarlo, al cerrar los ojos ante una realidad.




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