sábado, 27 de septiembre de 2014

COLUMNA: ESCENARIO POLÍTICO

La legitimidad se gana, no se compra
Por Gubidxa Guerrero



De todas las luchas electorales del año pasado en la región istmeña, destacó, por su desfachatez, la del puerto de Salina Cruz. En esta importante ciudad, sede de la Refinería Antonio Dovalí, ninguno de los tres grandes partidos políticos del país tuvo el favor ciudadano. Ganó por voto popular un candidato hasta ese momento desconocido. PRI, PAN y PRD fueron desplazados por Mariano Vicente y su modesta campaña.

Muy pocas personas esperaban que en Salina Cruz se diera un cambio administrativo. Se creía que, en dado caso, el relevo sería entre importantes 'apadrinados'.

Ante la sorpresa vino la reacción. Puesto que los principales contendientes tenían dibujados escenarios donde cualquiera de ellos se erigiría ganador  ‐‐negociando magnánimamente con las facciones derrotadas‐‐, decidieron obstruir el triunfo inesperado del 'Médico de los Pobres'.

Todos los partidos políticos salinacrucences se aliaron para impedir la asunción del virtual ganador. Se apostó a una estrategia al más alto nivel, para impedir, por vía legal, la toma de posesión del alcalde electo.

Con asombro, la opinión pública istmeña vio cómo se arrebataba el triunfo a un modesto candidato surgido de la ciudadanía apartidista. La priísta Rosa Nidia Villalobos resultó vencedora en el nuevo conteo, luego de que al electo le 'tumbaran' casi mil votos.

Y desde ese momento surgió una peculiar coalición porteña: todos los partidos políticos, izquierda, centro y derecha unidos, para cerrar la puerta a Mariano Vicente. Literalmente decidieron "gobernar juntos", a espaldas del pueblo, para impedir que despachara en la presidencia municipal alguien que fue elegido por el pueblo. Faltaba más.

A los dueños de Salina Cruz no les ha quedado más opción que tratar de congraciarse con la gente común, los medios de comunicación, los legisladores y con quién les crea la versión de que están donde se encuentran por mandato popular.


Un servidor no está en posición de determinar que tan bien o mal gobierna la señora Rosa Nidia y sus camaleónicos aliados. Eso corresponde a la ciudadanía xhunca, como apodan cariñosamente a nuestros paisanos de Salina Cruz. Pero sí está en mis atribuciones expresar una verdad: el oro siempre será oro, y el barro, barro. Un gobierno que no se hizo del poder mediante el reconocimiento ciudadano, jamás será legítimo y jamás podrá llamarse democrático. Independientemente de lo bien o mal que gobierne.

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