Ramón Bragaña
Benítez
Juchitán, Oax.- La obesidad
significa tener demasiada grasa corporal. No es lo mismo que sobrepeso, lo cual
significa que el peso de un niño está en un rango superior al de los niños de
la misma edad y estatura. El sobrepeso puede deberse a músculo, hueso o agua
extra, así como también a demasiada grasa.
Las causas
Cuando los niños comen más alimento de lo que su cuerpo necesita para la
actividad y el crecimiento normales, las calorías adicionales se almacenan en
los adipocitos para su uso posterior. Si este patrón continúa con el tiempo,
ellos desarrollan más adipocitos y pueden presentar obesidad.
Normalmente, los bebés y los niños pequeños responden a las señales de
hambre y llenura, de manera que ellos no consumen más calorías de las que su
cuerpo necesita. Sin embargo, los cambios en las últimas décadas en el estilo
de vida y las opciones de alimentos han provocado el aumento de la obesidad
entre los niños.
Los niños están rodeados de muchas cosas que los
llevan fácilmente a comer en exceso y difícilmente a estar activos. Los
alimentos que son ricos en contenido de grasa y azúcar a menudo vienen en
tamaños de porciones grandes. Estos factores pueden llevar a los niños a
ingerir más calorías de las que necesitan antes de que se sientan llenos. Los
comerciales de televisión y otros anuncios en pantallas pueden conducir a
la elección de alimentos poco saludables. La mayoría de las
veces, los alimentos en anuncios dirigidos a los niños es rica en azúcar, sal o
grasas.
Las actividades que implican "tiempo frente a una pantalla" como ver
televisión, juegos, mensajes de texto y jugar en la computadora requieren muy
poca energía. A menudo toman el lugar de la actividad física saludable. Además,
los niños tienden a anhelar los refrigerios poco saludables que ven en los
anuncios de televisión.
Otros factores en el ambiente del niño también pueden conducir a la
obesidad. La familia, los amigos y el entorno escolar ayudan a moldear la dieta
y las opciones de ejercicio del niño. El alimento puede utilizarse como una recompensa
o para consolar a un niño. Estos hábitos aprendidos pueden conducir a comer en
exceso. Muchas personas tienen dificultad para romper estos hábitos más
adelante en vida.
La genética, las afecciones médicas y los trastornos emocionales también
pueden aumentar el riesgo de obesidad para un niño. Los trastornos hormonales o
la baja actividad tiroidea y ciertos medicamentos, como los esteroides o los
anticonvulsivos, pueden aumentar el apetito de un niño. Con el tiempo, esto
incrementa su riesgo de obesidad.
De acuerdo a Rigoberto Nuñez León, médico de esta ciudad, señaló que un
enfoque malsano en el hecho de comer, el peso y la imagen corporal pueden
llevar a un trastorno alimentario. La obesidad y los trastornos alimentarios a
menudo ocurren al mismo tiempo en niñas adolescentes y mujeres adultas jóvenes
que pueden estar descontentas con su imagen corporal.
Pruebas y exámenes
El médico llevará a cabo un examen físico y hará preguntas acerca de la
historia clínica, hábitos alimentarios y rutina del ejercicio de su hijo.
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