jueves, 11 de agosto de 2016

Zapatero a tus zapatos

* Con más de cuarenta y cinco años en el negocio de la reparación de calzado, “El Alacrán” se mantiene activo al paso de los años

Ramón Bragaña Benítez

Juchitán, Oax.- Establecidos en una pequeña caseta a la puerta de una modesta casa de block sin repellar   y un techo de lámina que deja ver de vez en vez la luz y el cielo, es ahí donde la pareja integrada por Jacinto Rodríguez Morgan y Ana María Sánchez Hernández mejor conocidos como “Los Alacranes” todos los días como desde hace más de 45 años, se dedican a la reparación de calzados.



Jacinto Rodríguez Morgan “El Alacrán” desde los once años acompañó a quien en ese entonces era el zapatero de la pueblo.

“Una día pasó don Fernando a la casa de mis papás y le dijo a mi mamá que si ella quería que me diera permiso para que irme a trabajar con él, siempre me decía que era mejor aprender un oficio en caso de que no saliéramos buenos para la escuela”, comentó



Fue así como un día su madre le autorizó irse a trabajar con don Fernando, quién le daba a ganar algunos pesos a la semana.

“Con él aprendí todos los trucos y secretos que se requieren para este oficio, quien me iba a decir que con el paso de los años de esto iba a sacar adelante a mi familia”, refirió

Fue así como después de varios años de trabajo, un día le dijo a don Fernando que él quería aprender algo nuevo, que ya estaba aburrido de reparar zapatos, con las ganas y su juventud a sus espaldas, Jacinto Rodríguez Morgan emprendió su viaje a la capital chiapaneca Tuxtla Gutierrez, donde comenzó a trabajar en una planta de renovación de llantas.



“Fueron ocho años de mi vida donde aprendí de nueva cuenta otro oficio, esta vez el de renovar llantas, el calor era infernal, no se soportaba, así aguante hasta que de plano un día dije ya no esta bien tanto calor y que me regreso a mi terruño querido y fue así como entendí aquel refrán que dice zapatero a tus zapatos”, comentó



Es así como después de andar por varios puntos de Juchitán, hoy trabaja bajo la sombra de un limonero junto con su esposa en la colonia Adolfo C. Gurrión, donde desde muy temprana hora sus arrugadas manos llenas de callos por los hilos con los que costura los zapatos, Jacinto trabaja como si fuera el último de sus días.

“Yo me siento muy orgulloso con lo que mi esposa y yo hemos logrado, con estas manos llenas de cicatrices por las navajas y las agujas logramos sacar adelante a nuestros cinco hijos, quien aprovechó ahora es profesionista y quien no se dedica a ayudarnos”, señaló